martes, 8 de marzo de 2011

Si le siguen subiendo me sigo colando

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que abordé un bus articulado, recuerdo mi cara de alegría, esa que sólo puede reflejar por un niño de 8 años. En aquel momento sólo pensaba en montar en ese carro grande y rojo con mi padre, recorrer la ciudad y sentir la velocidad, ser uno de los primeros que montarían en la gran novedad de transporte en la ciudad.

Pero gracias a la vida y a la experiencia que esta nos da, ahora mi alegría se ha convertido en rencor frente a los enormes buses que conforman el sistema de transporte masivo de la capital. Me siento indignado cada vez que de mi bolsillo salen $1700 que me permiten ingresar a las estaciones, y lo que más causa escozor en mí, es no tener otra opción de movilidad para dirigirme a mi universidad , ya que el emporio articulado ha inundado las principales vías de la ciudad, haciendo casi imposible el acceso a otro medio de transporte.


Debido a mi constante resquemor frente a transmilenio, decidí usar el sistema, sin que este me use a mi, es decir, opté por una opción poco ortodoxa; primero, por ahorrarme unos pesos, y segundo, por mostrar mi desacuerdo frente a la invasión y colonización de este medio en la ciudad de Bogotá. Mi solución es colarme -SI SEÑORES, COLARME- y no lo hago a manera de vandalismo, lo hago con la fiel convicción de que si ellos son capaces de cobrar una cifra tan descriteriada por un servicio pésimo, yo tengo la libertad demostrar mi desacuerdo así a muchos les parezca rebelde mi solución.


Recuerdo entre risas que muchos me tildan de anárquico y me causa curiosidad cómo los ciudadanos son tan ignorantes y confunden la anrquia con el desorden y el bandalismo. Me han dicho gamín aunque mas gamines y ladrones son los que se pasean por Miami custodiados por autoridades, disfrutando de los millones de los carruseles de las contratación. Pero, a pesar de las ofensas, continuo con mi estratégica labor, esperando el momento indicado para saltar la registradora, para mostrar sombólicamente a los ciudadanos que el capital nos aglutina y nos obliga a usar sus mismas creaciones, para que el pobre continúe siendo pobre, y el rico, por el contrario, llene sus burjacas con el dinero de los desfavorecidos. 


Me gustaría que algún día los ciudadanos se cansaran de ser pisoteados y que a sus quejas se les haga caso omiso. En ocasiones me pregunto ¿los habitantes de Bogotá que usan este transporte no se cansan de los abusos en las tarifas? ¿no se sienten vulnerados al tener que abordar buses repletos de personas?¿no sienten un ambiente de represión al verse obligados a usar tan solo este servicio?.

Sueño con el día en que los pobres de la ciudad(económicamente hablando) pongan su voz de protesta, el día en que estos “tiren la toalla” y demuestren que si la ciudad se mueve es gracias a ellos, pero que el estado no facilita la calidad de vida elevando los costos de vida de la población, y en ocasiones impidiendo hasta su movilidad.

No les estoy invitando a colarse, pero si los invito a reflexionar y a pensar si es justo pagar tan alto precio por un servicio paupérrimo y también en que ha llegado la hora de mostrar la inconformidad frente a los modelos de desarrollo que nuestros dirigentes proponen. En cuanto a mi seguiré esperando el descuido en las estaciones de Bogotá para cumplir con mi misión.



Alejandro Gómez Niño

2 comentarios:

  1. Aquí lo que domina es la indiferencia, puede que un día de estos alguien se pare en una registradora de esas y de tremendo discurso, pero si la gente pasa y lo tilda de loco, de guerrillero, no sirve de nada esforzarse por cambiar todo esto. Hay que empezar por cambiar esa mentalidad de la gente.

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  2. revisar en el 2 párrafo la frase "a inundado" es "ha"

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