martes, 12 de julio de 2011

Una vida antes, otra después

Dedicado a: JORGE MARIO GÓMEZ (mi papá)

A veces aquel joven recuerda como era su rostro cuando era un párvulo, se sienta solo en un rincón y hace un poco de memoria; recuerda que una sonrisa se dibujaba en su cara cada mañana, cada noche al acostarse cuando sentía las tibias y tiernas manos de su padre que buscaba protegerlo de todo mal; aquellas que hoy le hacen tanta falta para sentir un abrazo de su parte, como los que alguna vez de niño le dio…

Muchos solían decirle: -“Papito, valore lo que tiene, pues la vida da muchas vueltas”, pero su corta edad y el diario vivir hacían caso omiso a esas palabras, que como si hubieran sido una premonición, o en ocasiones hasta una forma de vaticinar el futuro, se convirtieron en una realidad. Un 13 de julio del año 2002 su mundo construido en un nube de perfección y amor, se derrumbó para mostrarle que en muchas ocasiones la vida no es perfecta y se necesitan de golpes directos al corazón para entender, y por duro que suene, hallar la razón de vivir, pues ese día lúgubre del séptimo mes, su padre había fallecido por un cáncer cerebral que lo aquejaba ya hace un buen tiempo. 

Aquél héroe protector de los monstruos de debajo de la cama no lo protegería más, aquel hombre que jugaba futbol un poco más que Roberto Carlos y Ronaldo en el parque del barrio dejaría su talento para mostrarlo en otro lugar, ese padre que le reprendía con mano dura, pero que lo amaba con el corazón, desde aquel fatídico día, pasaría al álbum de los recuerdos de este joven, pero no a la historia como lo hacen la mayoría de álbumes que si corren con suerte se desempolvan cada década; este era distinto porque paso a ser archivado en los recuerdos matutinos y nocturnos de aquel joven, que día a día recuerda a su padre como el mejor amigo perdido en la dura batalla que se emprende contra una enfermedad terminal que no mira raza ni color de piel ni estatus social, que no mide el daño ni el dolor desgarrador que a su paso deja.

Desde aquél día este joven cambió, su risa se convirtió en tristeza; su arrogancia por creerse un poco más que los demás, pasó a dejarlo medir por el mismo rasero y comprender que cuando la vida golpea también enseña; y finalmente aprendió que todo no es perfecto y que de la tristeza que una muerte le dejo pudo cambiar diametralmente, para que hoy al estar al portas de ser un profesional, enfocara su camino al querer trabajar por aquellos que la vida nunca les ha sonreído; pero siempre llevando en el corazón, en la mente y en las acciones, la mirada protectora y amorosa de aquel hombre, que un día como hoy, hace llorar al joven, al que muchos notan como un hombre fuerte y centrado, pero ignoran que su fragilidad está a flor de piel y la alimentan las lágrimas por un recuerdo que le desgarra el alma.

Te amo Papá.

Alejandro Gómez Niño 

3 comentarios:

  1. Mamorito me encanta... Ahora reencarna tu a ese héroe, Cuando sea el momento el protector de monstruos seras tu y que fortuna la que tendrá ese pequeño ser. Cuando de los labios de un hijo tuyo sea pronunciado un Te amo papa, sera el momento de entender todo desde otro punto.

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  2. Alejo te felicito, muy buen escrito..!!! que palabras más sentidas. Me encanta todo lo que sale de tu corazón.. Yo sé que la fortaleza que lograste te llevará al éxito de tus metas..!! Te quiero mucho Alejito. Laurita :)

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  3. Las Lecciones Dolorosas son las que enseñan pero dejan rasgos que aparecen cada día, no todos malos muchos Buenos la mayoría, lo único triste es saber que falta algo, alguien que solo por hoy no está pero cada noche al soñar siempre aparecerá .. nunca estarás solo siempre el te acompañara. Lo que acabo de leer es verdaderamente hermoso y profundo PERFECTO un abraso .. Juz

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