A manera de reflexión sobre el invierno en Colombia

En Colombia hemos sufrido durante los últimos meses con uno de los desordenes climáticos más fuertes de la historia. Millón y medio de damnificados, según la última cifra que leí, cerca de 200 muertos, quienes en su mayoría son víctimas del terrible desastre de Bello, Antioquia.

Desgraciadamente, la gran mayoría de damnificados son personas de escasos recursos, ellos son los que viven en las laderas de los ríos, en los cerros de las ciudades más grandes, son campesinos que viven de su labor como agricultores, su servicio de alcantarillado no es capaz de soportar la increíble cantidad de agua que ha caído sobre nuestro país, y todo esto sin enumerar la exagerada cantidad de situaciones desfavorables por las que tienen que pasar nuestros hermanos.

Afortunadamente, como nos hemos dado cuenta, el gobierno convirtió en prioridad la atención a los damnificados. No era para menos, Santos no es tan Uribe para pensar que el invierno también es culpa de la guerrilla y de la oposición, y donará hasta su sueldo para ayudar al pueblo colombiano. Hizo un llamado a “los más pudientes” para que hicieran su aporte, “echándole el vainazo”, también, a los funcionarios públicos. No sabemos si lo harán, de pronto les hará falta para pagar su chico de golf en el club, si es que no está inundado también.

El llamado en este momento es para todos aquellos que tengan la posibilidad de aportar. Nada es suficiente para todo el acompañamiento que necesitan estas personas. No podemos devolver vidas, como en el caso de Bello, para ellos será muy difícil recuperarse de semejante tragedia. Muchas personas han perdido a todos los integrantes de su familia y han quedado íngrimamente solos. Por favor evitar hacer preguntas como la que hizo un periodista a una de las víctimas: “¿Qué siente después de haber encontrado el cuerpo de su hermano entre la tierra?”… Eso es una falta de respeto.

Se han generado muchas campañas para recoger las ayudas. La cruz roja ha hecho un gran trabajo. Hoy, sábado 11 de diciembre, se impulsó vía twitter, la Twitteraton, que pretende recoger ayudas provenientes de los usuarios de esta red social. Los almacenes de cadena, los canales de televisión, las ONG’s, las puertas están abiertas para que los que tengan la posibilidad de ayudar.

Sin embargo, a pesar de nuestra obligación actual de ayudar a los colombianos damnificados, también debemos ser consientes del momento por el que está atravesando el planeta tierra. Esta, tal vez, sólo es una de las demostraciones que la naturaleza nos está dando. Es el resultado del comportamiento del ser humano, de su idea equivocada de que es el ser más poderoso e inteligente que existe sobre la faz de esta masa redonda. Tristemente, ni siquiera para los medios de comunicación, el panorama en las cumbres climáticas es alentador. Nuestros gobernantes, por defender los malditos intereses particulares que siempre han estado por encima del bien colectivo, no son capaces de llegar a un acuerdo para combatir el cambio climático.

Esta, quiere llegar a ser una columna de análisis, conclusión y protesta. A pesar de que Colombia es un país en el que suceden cientos de cosas al tiempo, en donde la noticia y el análisis no se hacen esperar, en este momento es importante dejar de lado las desvariaciones de un ex presidente y uno de sus asesores. Finalmente todos sabemos que ninguna de sus acciones, ni sus frases de 142 caracteres en twitter, solucionaran el problema de los damnificados, ni los del desempleo, ni los de la violencia, ni ninguno.


Javier Abril